Crónica de uno que se cayó de la piñata

Debido a la falta de legitimidad para justificar los aparatos represivos que se llevan desarrollando durante años (endurecimiento de las leyes, modernización de los métodos de vigilancia y control, acoso policial…), con la finalidad de facilitar al Estado un mayor control sobre la población y sobre todas las esferas de la vida (pública y privada). El Estado pretende evitar que el descontento popular se desborde más allá de los cauces institucionales, subordinados bajo su control, que pudieran llevar a una ruptura en la relación entre gobernantes y gobernadxs El Estado debe defenderse, con todas las de la ley, aunque sea de la propia población, y para esto cualquier método de contención es válido, y no hay mayor peligro para el mantenimiento de una sociedad basada en la imposición de una injusta autoridad, que la divulgación de las ideas anarquistas En contraste, una nueva guerra mundial se va desarrollando a continentes de distancia y que salpica en forma de terrorismo a las economías desarrolladas, una justificación suficientemente válida, para ellas, para cerrar el Estado de Derecho y llamar “terrorista” a toda aquella persona que no acepte su barbarie. Una guerra motivada por los intereses de dominación mundial de las grandes potencias, bajo el amparo de las leyes que ellas mismas imponen. Un régimen de dominación mundial basado el la imposición de nuevas y viejas fórmulas de explotación humana y de los recursos del planeta (hasta del Sol) que favorezca sus intereses, para subyugar a todo el planeta. Lxs anarquistas no tenemos ninguna duda de la inviabilidad de los aparatos de gobierno para solucionar ningún problema, es más, consideramos que estos son la causa principal de lo mal que está el mundo. Y somos conscientes de la instrumentalización política que se quiere hacer respecto a los últimos acontecimientos represivos, sabemos que el inherente deber de todo gobierno es reprimir toda disidencia. El anarquismo, por definición, desde sus comienzos (hace siglos) forma parte inseparable de ella y de la tradición revolucionaria y cultural de la Historia de la Península Ibérica, y este es su objetivo a día de hoy, borrarlo del mapa para despejar el escenario político en tiempo de elecciones… Nos dan igual lxs buitres que revoloteen en torno al golpe represivo que acabamos de sufrir, que saquen tajada política en forma de votos sea quien sea, que instrumentalicen como quieran esta oleada represiva para ganar, quitar o limpiarse el culo con los votos. Ya sabemos que dentro del oportunismo político todo vale, por eso lxs anarquistas siempre hemos practicado la insumisión a su farsa electoral por medio de la abstención. Porque nos da igual quién gobierne, y así nos lo han demostrado gobierno tras gobierno. La causa por la Libertad crece a diario en cada relación cómplice, de amistad o compañerismo que se opone al empleo de la autoridad, asentada en la solidaridad, la igualdad, en la búsqueda de una sana convivencia basada en la “no imposición”… Y eso es precisamente lo que temen, que no tengan tiempo para “recuperar” esa pérdida de legitimidad, cada vez más evidente, de las instituciones estatales, y se suceda un cambio revolucionario que haga que todxs seamos libres del dominio del terror que impone el Estado.
El descontento social es evidente y el Estado cierra filas (Ley Mordaza, Reforma del Código Penal, Ley Antiterrorista…) para mantener su posición de poder sobre la población. En el actual contexto político pueden verse tres procesos paralelos:

1/ La ruptura con las garantías que ofrecía el llamado Estado de Bienestar (desahucios, corralitos económicos, recortes en sanidad, educación, servicios…), estructuras que hasta el momento mantenían en latencia la conflictiva relación entre la población y las instituciones de gobierno. Esta pérdida de garantías, traducidas en “el derecho a sobrevivir si te sometías”, viene paralela a una crisis de legitimidad ante los escandalosos casos de corrupción que venimos viendo desde hace tiempo, tanto en los poderes económicos como en los políticos.

2/ El florecimiento y expansión de redes antiautoritarias, asamblearias y autogestionadas (no sólo anarquistas). Ya que el Estado, en tiempos de crisis, no es capaz de ofrecer ninguna garantía, salvo la represión para quien proteste, la sociedad esta organizandose por si misma, de forma independiente a las instituciones de gobierno, cada vez con mayor naturalidad.

3/ La imposición de un Estado Policial (que sorprende incluso a la propia policía), que se refleja en una represión desmedida contra la sociedad civil lamentablemente con demasiados precedentes, pasados y recientes. Las brutales cargas policiales contra las emergentes manifestaciones masivas (antes cuando eran cuatro gatos pasaban más desapercibidas), el empleo indiscriminado de la represión y la violencia para imponer leyes, que ellxs mismxs saben que son injustas (desahucios, protestas estudiantiles y vecinales, desalojos, seguimientos, controles de migrantes, deportaciones…), pero que todos los partidos políticos querrán abanderar para volver a encuadrar a la disidencia política dentro de las vías institucionales. Estos tres procesos paralelos son los que están definiendo el cambio de modelo social que estamos viviendo ahora, y ponen en evidencia la labor represiva del Estado para con la sociedad y el individuo. Y esto puede degenerar en un posible cambio revolucionario que lo haga desaparecer, como esta ocurriendo ahora, cada vez de más esferas de la vida de sus ciudadanos. O hacia la deriva totalitaria que están adoptando las actuales democracias, recrudeciendo sus leyes “antiterroristas” y recortando lo que llaman “derechos y libertades” para que la población no pueda revelarse, si alguna vez se le ocurre. El experimento continua con el movimiento anarquista, un cáncer histórico que el Estado quiere extirpar desde tiempos de la “Mano Negra”, por ser la oposición constante a todo método de gobierno basado en la autoridad. La represión que sufre el movimiento anarquista no empieza ni mucho menos con la Operación Pandora, como enemigxs de toda autoridad se nos ha reprimido a lo largo de toda la historia durante siglos, porque defendemos la forma de sociedad más lógica, la Anarquía y eso no gusta que se difunda a quién quiere detentar el poder, jamás renunciamos a nuestro objetivo de poder vivir algún día sin gobiernos, si ahora se le llama a esto ser “terrorista”, cuando la Real Academia de la Lengua Española lo diga, seremos “terroristas” (“Terrorismo s.m. Dominación por el terror”) que la sociedad juzgue quién domina a quién y quién atemoriza a quién. De momento, alguien debe de estar muy convencido de que sí que lo somos y ha comenzado la “Operación Piñata”: En la mañana del 30 de marzo, 28 personas han sido detenidas y han registrado numerosos centros sociales y viviendas en Madrid, Barcelona, Palencia y Granada. Estas detenciones se producen tres meses después de que la Audiencia Nacional ordenara la Operación Pandora, que terminó con la detención de otras 11 personas. El crímen: “pertenencia a organización con fines terroristas”, recientemente cambiada la Ley Antiterrorista, donde, “querer subvertir el orden establecido” forma parte de su definición, además de la nueva cadena perpetua recién aprobada. Éramos 15 los detenidxs y otras 13 personas más durante los registros. El 1 de abril salimos 7 de “lxs peligrosxs terroristas” y se quedaron 5 dentro, se los llevaron a la cárcel. El día que salimos había convocada una manifestación y les dieron de lo lindo, hubo 30 heridxs y 4 detenidxs, que se pasaron tres días detenidxs en calabozos como nosotrxs. Un saldo de más de treinta detenciones en tres días. El caso de uno de los que se encuentran en prisión, es de especial gravedad, él ya estuvo en prisión por la Operación Pandora y salió en libertad, pagando fianza y le han vuelto a meter en la cárcel por querer rehacer su vida. Ni en las peores dictaduras te llevan preso dos veces por el mismo delito, para eso no haberle hecho creer durante dos meses que era una persona “libre”. Se nos acusa de “pertenencia a organización con fines terroristas”, somos anarquistas y sí, estamos en contra de que haya gobierno, no queremos ser gobernadxs. Ahora, con la nueva Ley Antiterrorista, resulta que querer vivir sin Estado es tener “fines terroristas”, por reivindicar una sociedad de hombres y mujeres libres, sin la imposición de autoridades institucionales que nos limiten. En contraste con este régimen del terror que estamos viviendo ahora, que criminaliza las ideas. Todo ese invento de “estructura jerarquizada” demuestra que quién lo ha redactado no tiene ni idea de la propuesta organizativa que ofrece el anarquismo, no tenemos nada que esconder porque todo lo publicamos, revistas, panfletos, discos duros, teléfonos, ordenadores, libros… ¿Dónde están las bombas? ¿y jefes y jerarquías? ¿desde cuándo? somos Antiautoritarixs, nos organizamos entre iguales. En vez de apilar nuestra propaganda en forma de pruebas incriminatorias ¡qué empiecen a leerla! conocerán otra forma de entender el mundo mucho más pacífica y saludable que la que ellxs imponen por la fuerza. Si se habla de “líderes” y “cabecillas» es que no se tiene ni idea de lo que es el anarquismo ¿Tan mal está el sistema educativo?

¡AHORA Y SIEMPRE! ¡LIBERTAD ANARQUISTAS PRESXS! ¡LIBERTAD PARA TODXS! ¡ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES!